Palabras sin sonido

Durante estos días he estado mascullando muchas cosas en mi mente. Miles de ideas (unas mejores otras peores) recorrían mi mente sin un fin concreto. Era como si yo misma me hablara, como si intentase mantener una conversación interesante conmigo misma. Mi mente me decía, me hablaba, susurraba e incluso me gritaba. Me pedía que me expresara. Pero la verdad es que no me daba la gana. A veces, hay cosas que hay que callarse, no mentir, a eso no me refiero… pero si hay ciertos pensamientos que es mejor mantenerlos dentro por que al expresarlos solo consigues problemas o por lo menos, un mal rato.

¿No habéis tenido esa sensación alguna vez? Tu mente te grita, tu corazón se acelera pero tu garganta no es capaz de decir palabra. Es como si tus labios estuviesen sellados… por mucho que tu mente dice “habla, habla, habla” eres incapaz de hacerlo. Te pones nervioso por que quieres decir todo lo que piensas pero eres incapaz de mediar palabra. Buscas el momento o el silencio perfecto para expresar lo que sientes pero cada vez es más difícil y los minutos eternos. Quieres decir y no callarte nada pero no sabes como hacerlo porque ¿y si la persona a la que hablas no entiende lo que quieres decir?

Esa es una de mis fobias, la incomprensión. Que no me entiendan, que no me comprendan… no hablo de estar de acuerdo conmigo cada cual tiene su oponión y es tan válida como la de cualquiera, pero si que entiendan mis razones aunque sean incoherentes… tal vez para mi, sean mi bandera.

Cuando no me entienden me siento sola. Es una sensación que me desgarra por dentro. Es como si vomitase sin arcadas. No hablo de ideas políticas, religiosas o alguno de esos temas, si no de pensamientos más profundos, más personales en los que por que yo opine diferente a la mayoría de la gente no creo que mi opinión sea menos válida. A veces la mayoría esta equivocada por que la mayoría se rige por lo que les han querido enseñar y no han sido capaces de ver por ellos mismos. Esa si que es una manera fácil y cruel de matar la mente.

Cuando intento expresar algo que ocurre en mi interior y me atacan en vez de escuchar… es como si me dejasen desnuda en medio de la selva en plena noche. Me siento desnuda ante los peligros que acechan ahí fuera. Los sonidos de los animales salvajes me encadenan debajo de ese frondoso árbol en el que me cobijo asustada… esperando que se haga de día para huir cubierta por unas pocas hojas empapadas con el rocío de la mañana.

Cuando me expreso y no comprenden… entiendo a los bebés cuando gritan y lloran sin control, les entiendo… intuyo la sensación de impotencia que deben sentir. No hay nada peor que la sensación de ahogo cuando lo que no te falta es el aire.

Así que cuando intento por activa y por pasiva hacerme comprender y no lo consigo mi garganta se calla. Se me olvidan las palabras sonoras aunque mi mente no pare de hablar. Mi cerebro desconecta ese cablecito que va directamente a mis labios. Sufro un cortocircuito de los sentimientos… por que estos en vez de salir se quedan dentro y me laceran.

Hay que escuchar… sin perjuicios… entender lo que creemos incomprensible en cuanto a los reconcomios ajenos, por que a veces, aunque solo sea a veces… las personas somos más débiles de lo que podemos imaginar y una displicencia hacia las emociones que tu crees inadecuadas sea el susurro de una hiena en el oído que escucha… atado a una boca que se le ha olvidado hablar tras percibir que tu crees que tus pensamientos son los únicos indudables.

Si eso fuese cierto… nadie sería razón si no condición.