27 de enero de 2010

Inocencia


Sentado en aquella inmensa montaña nada se perdía a su mirada.


Sus mejillas coloradas por el fresco rocío liberaban la vida arropada por la inocencia. Sus ojos negros como el azabache escrutaban al sol a pesar de que alguno de sus primeros rayos hiciera caer alguna lágrima. Y es que a veces el comienzo de algo, por muy bello que sea es doloroso.


Alzaba la mano, dejando que aquel molinillo de papel pintado con mil rotuladores diese color a la mañana fría y las nubes oscuras que acechaban con tormenta. El viento a pesar de ser fuerte y frío, acariciaba sus mejillas mientras esbozaba una cálida sonrisa que ayudaba al sol a escapar de su pequeña prisión tras unas pequeñas colinas. Amanecía.


Se estremeció abrazándose a sí mismo. Sacó las manos de los guantes a rayas y contempló cómo la rojez de sus dedos cambiaba a un color más tenue y sintiendo el alivio del calor, abrió sus brazos dejando caer el molinillo al suelo. Sonrío. Lo cogió y con sus pequeños labios dibujó un pequeño corazón que se transformó huracán haciendo que se agitara con fuerza.


Miró al frente y lo vio. Ahí estaba. Grande, majestuoso, inmutable al tiempo. Colocó frente a él el molinillo mientras giraba sin recelo a parar. Entre sus aspas el sol intentaba abrazar al niño sometiendo sus rayos a formas imposibles. Alargaba su fulgor entre los colores dibujados con rotulador  esperanzado en poder tocar esas mejillas sonrojadas y esa cara angelical que le descubría en cada mueca la ternura de unos ojos maravillados por su naturaleza.


Giraba y giraba el molinillo sin parar sujetado con fuerza por la mano de la inocencia, riendo ante ese juego tan ingenuo y perspicaz.  Bailaba a la sintonía de la candidez abrumado por la inmensidad del abismo bañado en la bruma de la mañana. La oscuridad se tornaba  en claridad con los esfuerzo del sol por acariciar lo que se le antojaba imposible de tener. Amaneció y el sol imploró en pleno esplendor, arropado  por su vestimenta carmesí  una simple mirada de aquel niño que se escondía tras su diversión infantil.


Y retiró el sol de un plumazo las nubes. Y gritó, imploró por poder tener entre sus mortíferos rayos un poco de paz antes de que llegara de nuevo la noche.
Fueron tales sus lamentos que el niño de sonrojadas mejillas y ojos negros como el azabache se estremeció y el molinillo de nuevo se le cayó. Sus ojos se trasformaron agua mientras se miraban y sonrió, de nuevo sonrió.


Fue tal el estupor que el sol sintió, que le pidió que cerrara los ojos. Trasformo sus mortales rayos en una tenue luz de candil y se los cerró. Le limpió las lágrimas y beso su frente mientras le decía “gracias por devolverme la vida”.


Y aquel niño, de maravillosa curiosidad, clavó su molinillo en aquella montaña para recordarle al sol, lo cerca y lo lejos que está la oscuridad de la claridad.


Y desde aquel amanecer, el sol observa todas aquellas miradas que osan mirarle para implorarles que cierren sus ojos y con su tierno calor, seca las lágrimas de aquellos que sonríen mientras bajando la mirada, se estremecen por haber podido ver la belleza del sol en todo su esplendor.

25 de enero de 2010

Amor de una madre...


Iba a escribir largo y tendido sobre el tema de la eutanasia, cuando me acordé de esta maravillosa y maldita canción (que siempre me hace llorar), y creo, os dirá lo que opino respecto al tema (aunque no es la primera vez que escribo sobre ello).

El amor de una madre... el dolor por la felicidad de un hijo.

WarCry- El amor de una madre

21 de enero de 2010

Memorias

Tócame, soy real como reales son mis sentimientos.
Dejaré mis memorias atrás para que juegue con ellas el viento, como juega con mi pelo.
Estoy en paz. 
Otra noche a desaparecido en mi memoria, el amanecer me espera, junto a ti. 
Irá y vendrá.
Es el problema de saber que es la felicidad.
Media noche.
Amanece, cerca, tan cerca de ti.
Otro día más.


Simone Simons  - Memory (Cats)

20 de enero de 2010

Se dice por ahí...

Dicen que si digo no es lo mismo que decir sin decir lo que dicen. Dicen, que si decís lo que digo sin yo decir es como si no se dijese nada. Dicen, que lo dicho, dicho está, o eso es lo que  dicen por ahí.
Y digo yo, que si no hacen más que decir lo dicho ya, que digan lo que hay que decir y no lo que se quiere oír.
                                                 Digo yo.

13 de enero de 2010

¿Humor o terror?

Necesito ayuda por favor... no soy dada a poner vídeos de este tipo.... pero... esto os da risa o miedo? Porque a mi me acojonan viva.

11 de enero de 2010

Se ofrece:

Persona que, por muy raro que suene, le gusta trabajar.

Valgo tanto para un roto como para un descosido, mi currículo lo avala, ya que he trabajo en oficios tan dispares como de operadora en una fábrica o secretaria de dirección en una multinacional. Tengo 31 años y llevo trabajando desde los 15, así que no se me caen los anillos.

Debido a mi vida personal y siendo la mayor de tres hermanos, donde cabe destacar un padre borracho, un matrimonio (que por suerte terminó en divorcio) con malos tratos y posterior lucha con el juzgado eclesiástico por petición de mi ex marido para su anulación, un accidente que sufrió mi hermano con 14 años donde se quemó más del 50% del cuerpo y donde no daban un duro por su vida y posteriores enfermedades en la familia (mi madre que sufre un cáncer cerebral y mi padre varios infartos cerebrales que han hecho que “nos reencontremos” después de dos años). Ah! Los dos se encuentran en paro con 54 y 59 años respectivamente. Estos hechos y alguno que otro más hacen de mí una persona responsable y a pesar de ser bastante visceral y sentimental actúo ante cualquier inconveniente como se espera que actúe, sea cual sea la situación. Soy el terror para los nervios.

Resolutiva, creativa y con el don de ser responsable por naturaleza. Autodidacta en muchas facetas, por no decir en casi todas ya que mis posibilidades de estudio no pudieron llegar hasta donde hubiese querido, pero por ello nunca he dejado de aprender, además, esto hace que sea una persona que aprende rápido. No sé idiomas, bueno sí, inglés medio como todo el mundo.

He tenido un negocio propio durante ocho años, por lo que soy el sueño de cualquier jefe, ya que sé de primera mano lo que cuesta mantener a flote un negocio y la responsabilidad que ello conlleva. Por ello tengo amplia experiencia en esa lucha incondicional que a veces no lleva a nada, ni a una pequeña palmadita en la espalda… menos mal que para eso está el gobierno y me ha concedido un subsidio de 420 euros hasta el mes de abril. Pero también he de decir que esto podría suponer un problema, ya que mi afán de superación seguramente me haría meterme donde no me llaman por el bien de la empresa y algún superior pueda pensar que lo que quiero es quitarle el puesto y nada más lejos de mi intención. Es solo que soy una gran profesional.

Tengo don de gentes pero también la dichosa manía de decir las cosas tal y como son, sin por ello perder la educación ni los papeles, ya que se puede decir lo mismo de maneras muy diferentes. Y sin haberlo planeado he creado un pareado (je). También soy muy graciosa.

Tengo un niño de cuatro años que seguramente sea hiperactivo. Hago hincapié en este punto dado que en todas las entrevistas a las que he ido hasta el momento  al decir que tenía un hijo y ser divorciada han sido todo problemas por parte de mis entrevistadores y como comprenderán no pienso deshacerme de él porque ya le he cogido cariño, fíjate tú qué cosas. Así que no puedo estar en el trabajo las 24 horas del día (ya dije que digo las cosas como son), pero por eso mismo, una jornada laboral normal a mí me cunde casi el doble ya que dada mi situación personal más que un inconveniente es un hecho a su favor.

Sin más, pero con muchas otras cosas que creo podrían ser de su interés, quedo a su entera disposición para aclararle cualquier duda que le pueda surgir.


Un saludo,
Anna Isabel Martínez.

8 de enero de 2010

Año nuevo.

Como nieva… es precioso.

Llevo varios, días (no mentiría si dijese semanas) postrándome delante de un folio virtual a la espera de que las letras fluyan sin cesar por mi mente y que mis dedos sean capaces de plasmarlas. Mentiría si dijese que miles, millones de letras abrazadas a otras no han escrito palabras y conjugado frases en mi mente… pero mis manos han estado muy torpes, no han querido trabajar y no sé el tiempo que tardarán en querer reaccionar.

No he perdido las ganas, de hecho, lo que echo de menos es el poder, que no el querer. Echo en falta ese algo que me obliga a escribir, tener un cuaderno a mano, la servilleta de cualquier bar o un ticket de la compra olvidado en el fondo del bolso y garabatear palabras ilegibles que sólo yo entiendo.

Ahora mismo estoy tranquila, pero con una sensación de inquietud que me invade por completo. Es como una hormiguita que se pasea por mis venas lentamente, hasta que de repente, como si fuese un gato jugase corriendo sin control mientras se busca la cola. No logro escribir otra cosa que no sea lo que siento y como año que terminaba y otro que empezaba, no quería terminar dando la sensación de derrota pues no es lo que siento y mucho menos empezar sin haber terminado.

Es solo un año más, nada más. Menuda obsesión tenemos con nuevos retos con un año nuevo. Los míos son los mismo de hace unos días y seguramente mañana, tenga nuevos. Sea el día que sea, sigo siendo la misma.

Creo que esta vez, la nieve no cuajará…

Dice la sirena que ya no entona igual,
que sus cánticos celestiales,
no abruman ya,
que su voz incolora,
no embruja más,
que su poesía,
se olvidó en la oscuridad.

Malditos lamentos,
que solo dan tiento a olvidar,
cuando lo difícil está,
en jamás dejar de recordar,
esas canciones maravillosas sirena mía,
que hacía que todos al oírte cantar,
no pudiesen más que hacer bailar.

Olvida lo que fue,
pues no volverá,
amarra fuerte el hoy,
recordando lo que aprendiste en el ayer,
eso es lo único que has salvado,
que gran victoria la tuya,
haberlo descifrado.

Afina y canta sin parar,
esa dulce melodía,
que solo tú cantas sin igual,
deja salir la poesía,
que encierras en tu boca cada día.

Las notas que encierras,
creyendo no ser generosas,
son estrofas olvidadas,
que jamás serán disfrutadas,
por tus sollozos inconscientes,
los marineros navegan contra corriente,
creyendo que tus les guías,
les extravías,
dándoles esperanzas vanas.

Sirena soprano,
de cántico mediático,
alza tu voz,
que aquí te espero,
para escuchar tu son.