27 de abril de 2009

Verde Esperanza - Capítulo II

Llevaba toda la mañana intentando localizar a su abuelo. Quería haber ido a verle hacía días, pero con los exámenes tan cercanos no sacaba tiempo.

Decidió que de esa tarde no pasaría y que iría a verle en cuanto terminara la última clase. Además, tenían que concretar a qué hora iba a ir a buscarle el sábado para ir a pescar.
Alrededor de las 3 por fin el martirio terminó. El profesor dio por terminada la clase de física. Cogió la mochila apresuradamente y salió corriendo por el pasillo, no quería perder el autobús de y cuarto.

Al llegar a la casa se fijó en que no estaba fuera sentado en su silla, con las piernas estiradas apoyadas en la barandilla vieja del porche fumándose uno de sus amados cigarros mirando hacia el cielo mientras hacía círculos con el humo… “que hombre… si es que es cierto eso de que los viejos son incambiables, yo no sé la de veces que se abre dicho de arreglar la valla”- pensó. Se acerco a la puerta y llamó varias veces. Nadie abría. Levantó su mano dirigiéndola hacía la parte superior del marco de la puerta, ahí siempre había una llave… efectivamente, ahí estaba.
Abrió y cerrando de un portazo subió rápidamente las escaleras, seguramente el abuelo estaría leyendo el periódico en la sala de arriba. Pero no estaba. “¿Abuelo?”.

Bajo las escaleras esta vez lentamente, mirando a través de los palos de madera de la barandilla y fijándose en las fotos que habían colgadas en la pared de enfrente… la de años que llevarían ahí.
Al bajar se dirigió a la cocina mientras le seguía llamando “¿Abuelo?”. Abrió la nevera y cogió un refresco “Por aquí huele a tabaco, debe estar en el comedor”.
Al entrar por el gran arco que separaba el comedor del pasillo vio a su abuelo recostado en la mecedora. Tenía la manta de la abuela encima de las rodillas y tenía cara de felicidad… “Vaya siestecita se está echando el yayo”- pensó.

Se acercó a él y le dio un beso en la frente. Subió un poco la manta para taparle el abdomen y fue entonces cuando vio en el suelo, un sobre color verde esperanza. Lo cogió lentamente para que su abuelo no despertara. “A mis niños” Leyó en la parte exterior.
Se apoyó en el escritorio de la esquina, abrió el sobre y comenzó a leer.

Las lágrimas corrían por sus mejillas desbocadas… el agua salada, cristalina, caía sin permiso en la carta que su abuelo había escrito enturbiando algunas de las palabras allí plasmadas… violando los sentimientos allí heredados.

Miró a su abuelo y con un grito de dolor arrugo la carta entre sus manos queriendo fundirla con su alma para que esa carta desapareciera en la nada. Se arrodillo clavando sus rodillas en el suelo con tal fuerza que el suelo tembló y dejó caer la mochila que aún llevaba colgada de sus hombros. “¿Por qué abuelo? ¿Por qué?” balbuceaba mientras su cara corrompida por los sentimientos dejaba que su boca se abriera de manera inhumana guiada por las ansias de llorar y maldecir a ese viejo que yacía muerto en la mecedora.

Apoyó su cabeza en las rodillas aún calientes de su abuelo mientras la carta aún la tenía entre las manos. La miro y miro a su abuelo, haciendo movimientos negativos con su joven e inexperta cabeza sin entender porque su abuelo había hecho aquello.
______________________________________________

Habían pasado dos días desde que encontró a su abuelo. En esos dos días se manejó en el mundo como un zombi que hace sin saber de dónde le salen las fuerzas… viviendo el día a día sin remedio pues su cuerpo es lo que le pedía.

Llovía y hacía frio. Estaba en el cementerio. Hoy era el entierro.

Abrieron el nicho donde su abuela estaba. Habían pasado tantos años desde su muerte que el ataúd donde ella yacía era un puñado de madera vieja y astillas que envolvían un montón de huesos. Los enterradores, cogieron los restos de su abuela, incluidos los del ataúd viejo y los metieron en una bolsa de plástico. Nunca había estado en un entierro en el que metían unos restos dentro de un reciente ataúd. No pudo más que mirar hacia otro lado y seguir llorando a la vez que maldecía.

Las palabras que su abuelo les dedicó en sus últimos momentos no hacían más que venírsele a la cabeza una y otra vez “no logro dormir por las noches ni vivir los días porque la falta que ella me hace es aún más importante que el aire que respiro”.

No pudo más y echó a correr por los caminos custodiados por cipreses centenarios mientras que el único sonido que oía era su propio llanto. Por fin paró agotado y se sentó en un banco de piedra blanco mojado por la lluvia que aún caía. Miro al frente y descubrió la vista que tenía de cientos, miles de nichos tan bien ordenados que daban escalofríos no por el hecho de lo que en ellos se guardaba sino lo que el que estuvieran allí entrañaba.

Dejó de llover y una pequeña brisa comenzó a bailar con los cipreses oyéndose un sonido tranquilizante… conmovedor. Era como si aquellos sabios centenarios empapados de tantos sentimientos diferentes le cantaran una nana para que se calmara. Descolgó su mochila de la espalda (no sabía porque pero siempre la llevaba consigo), rebusco y encontró el cuaderno de matemáticas. Cogió el estuche, saco un lápiz color rojo y comenzó a escribir.

“No sé si te odio o te quiero aún más por lo que hiciste. Que me hayas privado de ti, de tu sonrisa, de tus historias únicas que nunca me aburría de escuchar hace que en mí crezca un sentimiento de odio que jamás había sentido antes.

Sé que has hecho tu voluntad. Pero también sé que con tu partida has logrado que odie a todo lo que para mí representabas. Me siento engañado, estafado por ti y por el amor que decías me tenías.

Durante estos dos días, no he logrado dormir ni comer intentando comprender el porqué de tu marcha y de cómo lo has hecho.

Cada vez que recuerdo cuando entre en el salón y creía que dormías plácidamente mientras te besaba la frente y subía la manta de tus rodillas para que no pasaras frío… cuando ya lo estabas. Cuando pienso en ese sobre y todo lo que allí contabas, me invade un sentimiento de rabia y por el contrario… de orgullo.

No te creo cobarde abuelo, no te vayas con esa pena. Sé certeramente que eres valiente, muy valiente por todo a lo que has renunciado sabiendo además que nos hacías daño por alcanzar aquello que te hacía falta. Ve… vayas donde vayas con la cabeza bien alta. Siéntete orgulloso de tu paso por el camino de esta vida sabiendo que tú has logrado elegir tu destino. Eres muy afortunado.

Perdóname que te haya maldecido y odiado… perdóname abuelo, pero comprende que con dieciséis años que tengo hay cosas que se escapan a mi razón y yo solo pensaba en mí, al saber que no iba a poder ir contigo nunca más de pesca, que jamás volvería a escuchar una de tus historias de la guerra ni de cómo conociste a la abuela.

Tengo que darte las gracias, porque incluso en tu partida me has dado una gran lección. Ahora sé que he sido no solo afortunado de haberte conocido, sino de que hubieses sido mi abuelo y que con tu último suspiro me enseñaras que la vida no es solo vivirla si no saber hacerlo y tú abuelo, una vez más, me has demostrado que el amor sigue más allá de la muerte y que aunque no te vuelva a ver, las marcas que has dejado en mi alma harán que siempre vivas en mí.

Te envidio, por como amabas… por haber encontrado un amor tan puro que ni la muerte ha sido capaz de arrebatarte de las manos, porque aunque yazcas en un ataúd de madera en el nombre del amor, inerte a lo que conocemos como vida, tengo la certeza y seguridad de que has logrado lo que pretendías y es la felicidad, la dicha de lo que buscabas aunque el camino haya sido costoso y doloroso… porque sé que las sonrisas que nos regalabas, los besos y abrazos en los años, eran una despedida anunciada de lo que solo tú sabías iba a suceder.
Recuerdo entre lágrimas de alegría abuelo, te lo prometo. Pero ten en cuenta que en más de una ocasión… de mil ocasiones tal vez te vuelva a odiar aunque solo sea por un segundo… te odiaré inconsciente de mi conciencia pero reaccionaré sabiendo que eres feliz.

Imagino lo difícil que ha debido ser para ti esta decisión. Imagino lo costosa que debió ser sabiendo lo que dejabas… sabiendo que no te comprenderíamos. Mis padres no entienden. Los tíos no comprenden y mis primos… solo lloran. Pero sé que un día lo comprenderán. Sé que un día miraran tu foto y dirán “ese es mi padre… mi abuelo… y tuvo el coraje de seguir sus sueños más allá de la muerte".

Te amo abuelo, incluso más que hace unos días… por la falta que ahora sé que me haces… por el orgullo que siento cuando dicen que me parezco a ti… por saber que gracias a ti, soy como tu”.

Miró por un momento lo que había escrito. Arrancó la hoja del cuaderno, la doblo en varias partes y la mantuvo entre sus manos mientras contemplaba el desolador paisaje.

Se levantó tirando al suelo el cuaderno y lápiz que en sus rodillas reposaban y corrió de nuevo por los caminos del cementerio buscando algún llanto que le indicara dónde se encontraba su abuelo.

Corrió y corrió dejando esquinas de nichos y panteones a sus espaldas, hasta que de repente paró y descubrió que había llegado a donde nunca debía haberse marchado.

No quedaba nadie.
Coronas y ramos de flores con cintas escritas con palabras absurdas por evidentes tapaban donde había sido enterrado su abuelo.

Aún tenía la hoja de papel arrugada en sus manos. La miró y miró el jardín de flores destinadas a morir. Alargó uno de sus brazos y colocó el papel corrompido por los sentimientos debajo de uno de los jarrones que suspendía del lateral del nicho.

“Abuelo, gracias por enseñarme lo que es vivir la vida”.

25 de abril de 2009

Palabras


Dicen que las palabras escritas son contratos privados entre uno mismo y el medio en el que lo plasmas. Dicen… que las palabras verbales se las lleva el viento… unas veces con una suave brisa otras entre relámpagos de una gran tormenta.


Las palabras son la octava maravilla para mí. Pueden ser dañinas, cierto… pero también pueden ser “la luz entre las sombras”.


Si utilizan esas palabras escritas para dañarte aprovéchalas o si las trasmiten para cambiar “la realidad”, como por ejemplo decía en un antiguo post titulado “El poder de las palabras”, tómalas como un duro maestro que palo en mano te enseña lo duras que podemos llegar a ser las personas… azotando tus manos sin piedad… pero que bien se siente uno cuando pone esas manos bajo el agua fría. Cuando sean luz, enmárcalas, porque son dichas desde el corazón… no desde el rencor o el temor. Y es que las personas mucha veces dañamos por miedo… dentro de nuestro propio temor castigamos a los demás por algo a lo que nosotros tenemos miedo sin pensar en que la única manera de vencer nuestros miedos es enfrentándonos a ellos, no hiriendo a aquel que sencillamente vino en un mal momento.


Las palabras, cada uno de ellas, según su acentuación, seguimiento de signo de interrogación o exclamación, unos puntos suspensivos… entrañan muchos y diferentes significados. Porque no es lo mismo decir “te quiero” a “TE QUIERO” o “!Te quiero!” o un “¿Te quiero?” y por supuesto un “Te quiero…”.


Las palabras son medio de comunicación fundamental. Lo bueno que tiene que estas sean escritas, es que cada cual puede darle una interpretación diferente, aunque esto es un arma de doble filo lo admito. Depende también del ánimo que tenga uno en ese momento. Si estas feliz, alegre… seguramente des a esas palabras un sentido sarcástico si no te suenan bien, por el contrario, si te encuentras decaído, bajo de moral… sin darte cuenta, tu subconsciente se las arreglará para ver cosas donde probablemente no las haya.


Haz un ejercicio sencillo, pero reconfortable. Cuando hayas escrito algo léelo, pero léelo de verdad. No como un profesor mira un examen corrigiendo fallos, si no como tu otro yo… el que no ha escrito física sino moralmente y te darás cuenta de que habían cosas que no sabías… te sorprenderá más de lo que imaginas lo que puedes llegar a descubrir de ti… el verdadero desconocido que eres aunque lleves durmiendo contigo mismo toda la vida.


Me gustan las palabras… me encanta plasmarlas.

Puedo jugar con ellas como un niño pequeño juega con un juego de construcción rebanándose los sesos para hacer una torre cada vez más alta, llena de color. Me encanta construir mi propio castillo, aunque sea en el aire… es MI castillo. Y tengo presente como dije al principio… que a veces el aire se lleva las palabras… si también se lleva mi castillo no importa… tengo palabras de mil colores de sobra para construir uno nuevo.


Construye tu castillo sin miedo a perderlo… arriesga a conocerte… no sabes lo que te estás perdiendo.

23 de abril de 2009

Meme: Qué me aporta mi blog?

Marqus me ha mandado mi primer meme (espero que no sea el último). Tengo que explicar que me aporta mi blog… y si he de ser sincera no creo que sea tarea fácil.

Nunca pensé en tener un blog, no por nada en especial… sencillamente “no me veía” haciéndolo (que es eso de que tó cristo pueda leer lo que escribo, sea lo que sea…). Pero empecé a enseñar algunas cosas de las que escribo a conocidos y me lo propusieron… me decían “no pierdes nada y es bueno lo que haces”. Yo no sé si lo es o no… como he dicho en anteriores ocasiones, sencillamente escribo lo que me viene a la cabeza así de repente… sin tener preparado nada.

Al principio no sabía muy bien que escribir (bueno, eso no lo sé nunca realmente). Digamos que lo que hacía era publicar cosas para que los más allegados tuviesen un acceso más rápido a mis “paranoias”, pero según iba escribiendo descubría en cada texto, que me encanta escribir… es una especie de liberación… como una conversación privada y personal en la que nadie puede interrumpirte mientras hablas sobre las cosas que te pasan por la cabeza.

Cuando escribo… una especie de aura sentimental me envuelve (sé que suena extraño y patético, pero es que yo soy algo rarita aunque espero no-patética). Las palabras aparecen en mi mente a una velocidad que a veces a mis dedos no les da tiempo a plasmar… pero es que disfruto muchísimo escribiendo…

Recuerdo un post de Markos en el que hablaba de los sueños de cada uno… lo que nos gustaría poder hacer o poder haber hecho… cambio mi sueño Markos… me quedaría con poder escribir y escribir y vivir de ello (tonta ilusa). Ese sí que sería mi gran sueño.

Bueno que me voy por las ramas… este blog me ayuda… me libera. Me ayuda a expresar, a crear… a darme cuenta de que mi autoestima sube cuando me decís que os gusta lo que escribo, que os hace pensar o que sencillamente lo leéis, sin más. De hecho, al principio solo escribía para mí, ahora cuando lo hago pienso mucho en vosotros… en como sorprenderos, estremeceros… en que de una u otra manera lo que leéis os haga pasar un rato agradable y si es posible, haceros desconectar un poquito de la vida cotidiana, aunque solo sea por unos segundos.

También me devuelve el aliento cuando escribo sobre lo que me atormenta de las cosas que pasan hoy en día. Sé que mi blog no es nada didáctico, inteligente o periodístico… pero bueno… digamos que escribo sobre sentimientos, no solo los míos propios si no los que creo afectan a los demás. Porque cada día tengo más claro que olvidamos cosas importantes de nosotros mismos… cosas a las que no atendemos o cultivamos con lo importantes que son.

Me gusta y necesito escribir. Sé que mis temas no son muy variados, pues al fin y al cavo son más o menos lo mismo… pero… no por ello me afecta menos. Tengo la seguridad de que un blog es el reflejo de uno mismo.

A veces, cuando escribo, sé que doy la sensación de estar triste… pero a veces, más de las que pensáis no es así. Porque cuando escribo intento meterme en la piel de la persona que relata o de la que describo por ejemplo en mis relatos, lo que no significa que yo me sienta así o que haya pasado por ello. Me vuelvo a ir por las ramas…

A ver Annita, al lío :D.

Este blog me tranquiliza, desahoga, libera… aprendo de vosotros (y como aprendo). Me dio la gran oportunidad de conoceros y seguir conociendo a más gente junto con sus pensamientos, sus artes, sus inteligencias… Me ayuda a sacar todo lo que tengo dentro de una manera que me llena y a la vez me vacía. Me automestiza (toma palabro).

Cuando leo blogs como los de dezaragoza, Francisco Galván, Santi o Markos me siento pequeña pero a la vez grande… me explico… pequeña por lo inculta que soy y grande por lo que aprendo. Cuando me rindo a blogs como el de Antwaters me trasporto a un mundo completamente diferente a los establecido. En blogs como el de Cris o Marqus nunca sé qué voy a encortar y cada día me sorprenden más. Estheruka, Nat y Ángeles tienen una manera tan diferente de expresar… una manera que las hace tan únicas. Rakel... tan fresca. Y mi Fer... ay mi Fer...

Y es que no puedo quedarme con lo que me ha aportado hasta el momento el blog… miro hacia delante y pienso en lo que me seguirá aportando y eso… eso, es lo que me hace seguir.

Y es que cada uno de vosotros me aporta algo… y es que el blog… ya es parte de mi vida… es más, soy yo.

Y mis cinco castigados para seguir con este meme son: Estheruka, Cris, Nat, Ángeles y Francisco Galván (me da que este último me va a matar).

Besos blogueros y gracias a TODOS por estar al otro lado.

21 de abril de 2009

Me siento mujer, le pese a quién le pese.

De nuevo me han dicho “señorita”. No es que tenga nada en contra de la palabra en particular, pero sí del significado que le dan.

Soy mujer, me siento mujer. Me gusta ir de compras, me gustan los San Francisco y salir de fiesta con mis amigas… solo que en vez de atraerme el sexo “establecido” me atrae el contrario.

Aún recuerdo el día que se lo dije a mi madre. Ella lloraba desconsolada y me miraba como si hubiese hecho “algo mal” conmigo, como si la educación que me dio no hubiese sido suficientemente buena. Era como si me tuviese que haber puesto dibujos donde sólo apareciesen mujeres. Aún recuerdo su cara angustiada mirándome, como si ya no fuese la misma de hacía un rato, tan sólo porque mi tendencia sexual no es la instaurada. Sigo siendo yo, la misma, mamá… la misma que te pedía por las noches cuando era niña que la cantaras… la misma que te pedía que me susurraras al oído que me querías… la misma que lloraba cuando te echaba en falta.

Sé que ella lo sabía aunque nunca me comentó nada. Sé, por cómo me miraba y hablaba, que ella sabía perfectamente que no podría darle nunca hijos in vitro y que, aunque esté prohibido… lucharé por tener los mismos derechos que los que la sociedad de hoy en día considera “normal” y poder tener hijos. Recuerdo cuando ella me comentó de ir a un psicólogo… que lo que tengo se me puede “ir” en unas cuantas sesiones.
Mi tía no me habla y mi hermano dice continuamente que me va a llevar de putas para convertirme en “una mujer”.

En mi primer año de instituto lo pasé realmente mal… mis compañeros me trataban diferente y, de hecho, me insultaban y criticaban. Pero no puedo evitarlo ni quiero. No tengo por qué evitarlo, si evitara mis sentimientos entonces sí que estaría yendo contra mi natura… no es tan difícil de entender.

Recuerdo aquel día cuando di mi primer beso. Lo que sentí nunca antes lo había sentido… mis amigas siempre me habían dicho que el primer beso era único… lo que ellas no sabían es que a quien besé no era a quién yo siempre había dicho que me gustaba para no levantar sospechas.

Cuando peor lo pasaba era en clase de gimnasia… mis ojos sin quererlo y en plena pubertad se deslizaban hacia cuerpos prohibidos por la moral y las reglas establecidas, pero es que mi corazón, mente y ser no entiende de moralidades y reglas establecidas obsoletas e incoherentes… que se supone que hay que llevar a cabo… sin razones ni análisis claros… si es que el sentimiento se puede analizar.

La primera vez que fui a un pub de ambiente fue la primera vez que me sentí yo misma. Sin tapujos. Era maravilloso poder hablar, reír y flirtear sin miedo al qué dirán… poder poner una mano en el hombro sin que la otra persona me mire pensando que hay algo más… porque el hecho de ser heterosexual parece ser que ya significa que seas una viciosa y que todos los sentimientos que nos mueven sean sexo nada más… cuando amamos como el que más.

Lo que ellos no saben es que me gusta ser lo que soy, que lo he sido siempre y que seguiré siendo así le pese a quién le pese porque lo que a la sociedad no le parece natural, a mí me parece lo más grande que he podido tener jamás y es ser yo misma, lo que mucha gente no tiene la suerte de ser, por muy homosexual que se considere.

No entiendo qué daño hago a nadie porque mi tendencia sexual sea hacia un hombre en vez de hacia una mujer. ¿Qué daño hago por ser heterosexual? El problema está en que dicen que no es “natural”, que si lo fuese “Dios habría puesto un hombre y una mujer en el paraíso”, no dos mujeres. Y que claro, la genética es la genética y que si las mujeres podemos procrear in vitro, para qué necesitamos un hombre… que los hombres son con hombres y las mujeres con mujeres... el resto es “antinatural”.

Si he de pedir disculpas por algo en concreto… es porque esto sea una fantasía y miles de homosexuales tengan que ocultarse o dar explicaciones de algo por lo que no tendrían que hacerlo. Porque a veces, con un solo parpadeo, podemos ver un mundo diferente en el que lo que creemos imposible puede suceder y darse la vuelta las tornas y los que se creen, o mejor dicho, entienden por ser normales no lo son, pues la vida está hecha de miles de retales… hagamos un traje a medida.

En este texto e intentado crear un mundo homosexual, donde el diferente e incomprendido es el heterosexual. He intentado reflejar los sentimientos de una persona sin más. Sus miedos ante una sociedad hipócrita con unas moralidades establecidas cuando la única moral universal debería ser el respeto.

Hasta que no se mira por ojo ajeno no nos damos cuenta de que no somos los únicos en la tierra.

Todos vivimos, sentimos, reímos y padecemos de la misma manera, aunque por circunstancias diferentes.
Al igual que tú pides que te respeten, respeta. No pidas algo que no sabes dar.

15 de abril de 2009

Verde Esperanza - Capítulo I

Parecía mentira lo que su corazón sentía. Cuando recordaba su cara… esa tez tan marcada, morena y esos ojos azules cielo… cristalinos que tantas cosas había vivido, que tanto le seguían diciendo cuando miraba su fotografía. Había quedado con ella en apenas una hora y no sabía que ponerse.


Abrió la puerta del armario y vio lo de siempre. Nada de lo que tenía era suficiente para ella, no era suficiente para él. Rebuscó entre los cajones y todos los pantalones que encontró estaban demasiado corroídos por el tiempo y las experiencias. La verdad es que era ropa con personalidad, su personalidad.


Al final, decidió ponerse la camisa blanca con rayas verdes (es la que llevó en el bautizo de su primer nieto), los zapatos negros de la boda de su hija y seleccionó los pantalones de pana verdes… los que tienen un pequeño agujero en la rodilla… ese agujero se lo hizo aquella vez que ella resbaló y cayó en la acera. Llovía aquella tarde e iban los dos bajo el paraguas negro con un pequeño ribete marrón que bordeaba las varillas plateadas que compraron hacía unos años en su primer viaje a Viena. Cuando bajó rápidamente a socorrerla su rodilla derecha apoyó encima de una china y sintió un leve pero punzante dolor pero como se rieron.


Tenía que afeitarse, no podía ir con esa barba de varios días. Rebusco en el cajón del mueble del baño su vieja cuchilla, cogió el jabón en barra, la brocha y comenzó a echarse la espuma por la cara. El olor del jabón penetraba en sus orificios nasales haciéndole recordar tiempos pasados mejores, mucho mejores. Sentía nostalgia de lo antiguo, de lo verdadero… de las emociones pasadas y… de los labios de ella besándole el cuello mientras se afeitaba. Pero hoy se iban a ver y eso le reconfortaba. Pasaba la cuchilla por su cara y la aclaraba bajo el grifo. Cada dos o tres pasadas, pegaba un pequeño golpe con ella en el lavabo que acompañaba al sonido del agua desbocada emitiendo una sintonía digna de elogio. Al terminar colocó con sumo cuidado la cuchilla en el armario superior… no quería volver a perderla de vista.


Abrió el grifo de la ducha y en poco tiempo una pequeña niebla había cubierto por completo el baño. Miro hacía el espejo completamente lleno de vaho y con uno de sus dedos escribió “por ti, siempre”. Mientras lo leía una y otra vez, una sonrisa asomaba en su cara mientras contemplaba como unas pequeñas gotas caían entre las letras dirigiéndose lentamente hasta el final del espejo sabiendo que ahí estaba su fin.


Se metió en la ducha y el agua caliente recorrió todo su arado cuerpo recorriéndole un escalofrío placentero… “ si ella supiese que me estoy duchando en agua tan caliente la daría un pasmo… seguramente me gritaría desde la puerta del baño –otra vez igual? Luego dices que te baja la tensión!-“ al recordarlo no pudo más que reír al recordar su cara enojada pero bella, siempre bella. Cuanto la quería.


Al salir de la ducha se fijo en las cortinas que cubrían la bañera. Eran de color ceniza con unas pequeñas flores bordadas en la parte superior en el mismo color. En la parte inferior se notaban los años que tenían, porque el color ceniza se convertía en un leve beige. Se acordó que cuando fueron a comprarlas discutieron. Él quería unas a cuadros rojos y verdes que iban perfectamente con las baldosas de la pared, pero ella… -como se me ocurriría discutir con ella, si la cabezona siempre se salía con la suya- dijo en voz alta mientras de nuevo se reía.


Comenzó a vestirse. Al terminar se acerco a la cómoda de la habitación. Allí guardaba unas gotas del perfume que más la gustaba a ella. Sabía que tarde o temprano tendría la ocasión perfecta para usarlo. Cuando se lo ponía siempre le olía detenidamente. Acercaba su nariz al cuello de él y la rozaba sutilmente. Inspiraba suavemente y él sentía como se le erizaba el bello y una sensación sensual, erótica le recorría todo el cuerpo.


Se miró en el espejo de pié que tenía al lado de la cama… -perfecto, estoy perfecto- se dijo mientras se miraba de arriba abajo como si fuese a pasar una revisión militar.


Bajo al salón. Cogió unos folios, una pluma, el tabaco y un cenicero de encima de la mesita de fumador que había preparado minuciosamente la noche anterior. Se acercó al escritorio antiguo color caoba que tenía en la esquina, saco la silla y se sentó. Buscó el mechero de plata con sus iníciales en el cajón izquierdo. Ahí estaba… dentro de la caja de terciopelo azul. Encendió un ducados negro y comenzó a escribir…


"A mis niños:


Queridos hijos, nietos míos… he decidido que hoy es el día de partir. Vuestra madre y abuela lleva demasiados años esperándome y yo ya no logro dormir por las noches ni vivir los días porque la falta que ella me hace es aún más importante que el aire que respiro.


Sé que seguramente no me entenderéis, pero no me tachéis de cobarde por favor. Lo que hago es un acto de valor, no de terror.


Me voy feliz aunque no sepa bien lo que me encontraré, porque en mi mente y en mi alma tengo la seguridad de que ella me está esperando no sé si en el más allá, en el cielo o en el infierno… pero no hay peor infierno para mí que ver sus fotografías y no poder abrazarla, ver su ropa sin movimiento y no olerla cuando ando por casa.


Os echaré de menos, igual que ella os habrá echado en falta todos estos años. Pero he sido afortunado, mucho más que ella por haberos visto crecer, haceros hombres y mujeres… por haberos podido tocar, besar y abrazar siempre que he querido. Por levantar el teléfono, marcar unos números y oíros… lo que ella desde que se marcho, nunca ha tenido.


Sé que todo eso lo voy a perder, sé que al igual que ella se perdió los momentos y sensaciones pasadas, los nuevos momentos me los perderé pero estaré con ella para que eso lo podamos salvar estando juntos o no, aunque me voy con la completa certeza de que así será. Ahora me toca vivir lo que siempre he querido y necesitado, que es no estar sin ella.
No soy ningún cobarde… hay que tener mucho valor para hacer lo que yo hago. Tener el convencimiento de que me espera aunque no sea cierto… pero mi corazón y mi alma me gritan desde hace tiempo que me está esperando ansiosa por volver a rozar su cara con mi cara, darme ese beso en el cuello de todas las mañanas…


Soy feliz por saber lo que sois y de donde venís. Estoy tan orgulloso de todos vosotros que no hay palabras inventadas para describir las sensaciones que recorren mi cuerpo cada vez que pienso en cada uno de vosotros.


No os voy a pedir que no lloréis, no voy a pediros imposibles… pero si quiero mendigaros una cosa… pensar que en este momento, vuestra madre y yo estamos dando un paseo por las calles de Viena bajo el paraguas negro que tantos besos nuestros ha escondido.


Os quiero… Os amo como vosotros hijos míos os disteis cuenta que se ama a un hijo el día que nacieron mis nietos.


Acordaros de nosotros cada vez que caigan unas finas gotas de lluvia del cielo… será que vuestra madre y yo lloramos de alegría por ver lo bien que lo hicimos y lo felices que somos por estar de nuevo juntos. Esas delicadas gotas quedarán prendidas en las flores del parque donde os llevábamos cuando erais pequeños y donde lleváis ahora a vuestros hijos… desde las que os observaremos como disfrutáis viendo reír a nuestros nietos como nosotros lo hacíamos con vosotros mientras ibais creciendo.


Un abrazo,
Vuestro Padre y Abuelo.


Miércoles 15 de Abril de 2009."


Mientras terminaba de consumir el cigarro preparado la noche anterior que aún tenía en la mano un leve mareo debilito su brazo y el cigarro cayo minuciosamente sobre el cenicero. Doblo las hojas con cuidado, las besó y las metió en un sobre color verde esperanza que ya tenía preparado. Lo cogió y se levantó. A duras penas recorrió los pocos metros que habían desde el escritorio hasta la mecedora de su mujer, aún con su suave manta colgada del respaldo. Cogió la manta, se sentó y se la puso por las rodillas, tenía un poco de frio. Comenzó a mecerse mientras tatareaba su canción… recogió sus brazos y los cruzo apoyando los codos en los reposabrazos y la carta en el corazón. La vista se le nublaba y comenzaba a entrarle sueño. Su mirada se cruzo con una fotografía de su mujer… esa en la que estaba con el pelo suelo, al viento… en la que le sonreía solo a él.

De repente vio como la imagen de su esposa salía del marco plateado que les habían regalado en su boda. 


Se acercó a él, le retiró la manta y le beso en los labios. El sobre verde esperanza cayó al suelo y él se levantó… la mecedora se movía sola por la inercia. Comenzaron a bailar abrazados… a tocarse sus caras labradas por el tiempo… sonreían y se miraban fijamente y mientras seguían bailando desaparecían en el tiempo mientras… el sobre verde esperanza brillaba y la mecedora seguía moviéndose bajo una sintonía insonora pero pletórica de alegría.

14 de abril de 2009

Bendita estupidez humana


Hay algo de lo que quería escribir hacía tiempo, la estupidez humana.

La verdad es que esta es tan amplia que tendría horas, días… años! para hablar de ella, pero quiero centrarme en una en concreto, las conclusiones estúpidas…

Hay unas que me llaman mucho la atención… “no puedes regar las plantas si tienes la regla”. Vamos a ver… una cosa es que estemos jodidas e hipersensibles… pero nuestra mala leche mensual no es tan potente como para atravesar nuestra piel y echar una maldición a toda planta viviente… a ver si ahora va a resultar que el paraíso no se jadió porque Eva se comió una manzana si no porque le dio por regar el paraíso completito.

Otra… “Después de la leche nada eches”. Para mí que esto es una campaña publicitaria de alguna compañía lechera para en vez de tomarte tu cafecito y un zumito fresquito te infles a leche.

“Si te pajeas te quedarás ciego”. Porque el miembro viril tenga un ojo y de vez en cuando le metas el dedo (sin querer mientras haces otras cosas por supuesto) no significa que te quedes ciego hombre por dios! Si esto fuese real… el 99% de los hombres serian ciegos y sordos… ciegos por lo que ya sabemos y sordos por no hacer caso a estas magnificas advertencias que se debió sacar un tío nenuco del bolsillo o una tía con muy, muy mala baba.

Más… “si haces muecas te quedarás así”. A lo mejor por eso Mic Yaguer tiene esa cara, otra explicación no encuentro.

“Si ves una avispa muérdete la lengua para que no te pique”. Si me muerdo la lengua mientras veo una avispa tengo tal acojone que seguramente me haga una lengua bífida que no viperina, que esa ya la llevo de serie. Tu imagínate el percal… ves una avispa, te pones hacer espavientos como un loco, a dar saltitos y morderte la lengua mientras dices “una avispa, una avispa”… como coño te va a picar la avispa? Sale acojonada de verte haciendo el gilipollas!!

“Cuando te pica un mosquito hazte una cruz con boli en la picadura”. Vale un big? Un rotring? Mira que me jode que no especifiquen bien las cosas.

“Si te metes el dedo en la nariz se te ensanchará” Por esa regla de tres… si se mete el dedo por el culo más de uno que me sé yo, que tiene cara de estreñido seguramente serían más felices ellos y los que les rodeamos. No me fastidies hombre!!

“Si duermes con las orejas pegadas hacia delante tendrás orejas de soplillo”. A ver… si esto fuese cierto… yo dormiría boca abajo con los pechos hacía arriba y la gravedad jamás llamaría a mi puerta. También podría dormir boca arriba con el culo ligeramente aplastado pero sutilmente elevado además de poner mis brazos pegados a la cama en posición horizontal para que así no me cuelguen las carnes mientras las manos aplastan mi tripita… y por supuesto con la cabeza bien, bien estiradita para que no me salgan arrugas. Mira que hay que ser tonnnnnnto…

Pero mi preferida es “si te bañas después de tu hermano, te quedas embarazada”. Como te quedas? Vamos a ver… si resulta que tu hermanito (el muy cerdo) ha hecho sus cositas en la bañera… como lo espermatozoides no hayan hecho un cursillo intensivo de escalada además de ser buceadores expertos… Vamos a ver… que el esperma son miniminiminiss!!! Y no tienen poderes sobrenaturales!! Que sean esenciales para la creación humana no significa que tenga superpoderes más allá de la realidad por mucho que salgan de un hombre!! Aunque claro… queda la posibilidad a que se refieran si utilizan la misma esponja… debe ser eso… sí… porque las esponjas son el refugio secreto de los espermatozoides renegados que huyen a las esponjas donde crean un lugar donde tener asilo en el caso de que sean expulsados de su hogar “paternal” antes de tiempo y no puedan hacer realidad su heroica misión.

En fin… me dejo unas cuantas en el tintero pero es que si las pongo todas tal y como decía al principio no terminaría NUNCA de hablar… escribir sobre una de tantas porciones estúpidas humanas que hay en nuestro gran quesito… menos mal que ya no tengo la preocupación de bañarme en la misma bañera que mi hermano… estaba cansada de comprarme predictors!!!


Mira que "semos burros" con mis disculpas a esta raza equina que me encanta.

8 de abril de 2009

Vida real


Cuando andaba por las calles siempre miraba hacia el suelo. No sabía exactamente porque… es más, acababa de darse cuenta que lo hacía desde siempre.
La daba miedo mirar hacia delante. Pero debía atreverse.

Primero subió levemente sus ojos… descubrió que era primavera. Arqueó las cejas y un rallo de sol se introdujo sin pedir permiso dentro de uno de sus ojos e hizo que lo cerrara inmediatamente. Comenzó a llorar. Le escocía el ojo pero no la importaba. Era un escozor agradable… el sol la había regañado por no haberle mirado antes. Levanto un poco la cabeza y su flequillo se retiro hacía un lado movido por la brisa de la mañana. Le gustó esa sensación.

Siguió caminado así durante unos minutos. La daba miedo enfrentarse a la calle, pero las sensaciones que sentía recorriéndola eran maravillosas.

Por fin decidió que era hora de erguir la cabeza, sin miedos, sin complejos… y lo hizo. Estaba maravillada… lo que veía era increíble, indescriptible… pero sobretodo como se sentía… era ella la que caminaba y la daba igual lo que pensaran. No se escondía. Su pelo rizado jugaba con su cuello… la hacía cosquillas… nunca había sentido su cabello tan suave y denso.

Ahora tenía que enderezarse, estaba harta de ir encorvada… incluso la dolía la espalda de tantos años aguantando, soportando miradas y comentarios ajenos… que no mirase de frente no significaba que no oyese. Estiró sus robustos y pecosos hombros ayudando a corregir el camino natural de su columna… sus voluptuosos pechos asomaron vergonzosamente… rozaron tímidamente con la camisa de flores que llevaba puesta y sus pezones atrayentes hacía esa nueva sensación afloraron olvidando el decoro. Sus pronunciados glúteos se endurecieron y dejaron ver un culo hermoso, redondo como la luna. Caminaba erguida, decidida… sin miedo.

Sus piernas caminaban decididas… sus carnosos muslos rozaban la falda de gasa que llevaba metiéndose entre sus piernas agitada. Sus orondas rodillas asomaban tímidas por debajo… sintiendo el aire fresco… animando a su piel a sentir miles de sensaciones diferentes cuando la falda de gasa se alzaba temerosa enseñando algo más que las rodillas.

La gustaba esa sensación de poder sobre sí misma. Sentía que era alguien, no un algo.
Poco a poco notaba que su autoestima se alzaba… comprendía por fin que era ella la que se obligaba a si misma a mirar al suelo cada vez que caminaba. Aunque huía de esas miradas inquisidoras, esas palabras dañinas movidas por conductas sociales establecidas por alguien a quién ni se recuerda ni recordará, porque los pensamientos son libres como las personas y nada ni nadie es digno de imponer su pensamiento por encima de los suyos ni los de nadie.

Su cuerpo danzaba un baile propio… todo su ser caminaba en perfecta sincronización. Su melena oscura jugaba con su blanca tez, mientras sus grandes y expresivos ojos hablaban. Su pequeña boca sonrosada dibujaba una sonrisa perfecta que amenizaba con un delicado movimiento de hombros que alzaban sus pechos excitados mientras sus caderas se contoneaban dejando entrever a través de la fina gasa su vigorosa silueta.

Estaba orgullosa de ella misma… se gustaba. Se sentía más sensual que nunca, de hecho, nunca se había sentido sensual. La gustaba esa sensación. Se sentía poderosa. Se notaba conmocionada, exhausta, embriagada por una sensación inimaginable capaz de alzar al podio más alto al perdedor por excelencia.

Su pelo se enredó en su cuello, fue entonces cuando despertó. Había tenido el sueño más maravilloso, la fantasía excelencia que siempre había escrito en su diario.
Se levanto de la cama y se dirigió hacía el baño. Al lavarse la cara y mirarse en el espejo vio en sus ojos lo mismo que había visto en sus ojos soñados… se vio a ella.

“Hoy es el día, es mi día”

1 de abril de 2009

Lágrimas

¿Te has fijado lo que significa una lágrima? Es bella y delicada, salada… emerge de uno de los lugares más asombrosos de nuestro cuerpo… aquel que más cosas nos muestra… y aun siendo ciegos seguirán dándonos sus maravillosas lágrimas.


Una lágrima es significado de muchas cosas que engloban dos… felicidad o desdicha. Cuando lloramos solemos decir que nos hemos emocionado porque las lágrimas reflejan eso, emociones en plural.


Hay personas que les da miedo llorar, creen erróneamente que les hace débiles… que equivocados están. Llorar es sinónimo de liberación… de no tener miedo a sentir.


Llorar es de fuertes porque no escondes… cobarde es aquel que difumina la verdad para así engañar a la realidad. ¿Acaso crees que porque te vean llorar eres débil? Débil e hipócrita es quién lo piensa, que se cree más fuerte escondiendo sus verdaderos sentimientos tras una fachada de miedo… una fachada falsa.
No es que me guste llorar… a nadie le gusta llorar, pero si he hacerlo lo haré con orgullo. Porque cuando lo hago soy yo la que lo hace, sin miedo al qué dirán.


Tenemos la manía de escondernos tras un caparazón de color gris metalizado para poder reflejar el daño que nos hacen. Tal vez no nos ha quedado más remedio que hacerlo para que nos dañen menos… pero entonces, mi conclusión es que han ganado aquellos que quieren forjarnos a su imagen y semejanza y no dejarnos ser nosotros mismos.


Si está bien visto llorar de alegría, de gozo… ¿por qué no de dolor, de agonía, rabia?


Dicen las malas lenguas que las mujeres somos más débiles que los hombres porque lloramos por cualquier cosa… amigo mío, creo que te equivocas… somos más fuertes porque no escondemos los sentimientos. Cuando lo hacemos, lo hacemos de verdad, lloramos desde dentro… en cada lágrima derramada se va un poco de nosotras… pero cada vez que las limpiamos nos sentimos más fuertes porque hacemos acopio de lo sentido en cada una de ellas. Lo VIVIMOS todo en mayúsculas, porque pensamos que la vida esta para vivirla en todos sus sentidos. Cuando somos felices, SOMOS FELICES, cuando nos hacen daño, NOS HACEN DAÑO. Cuando lloramos… LLORAMOS. Y no te sientas ofendido por ser hombre… ese no es mi estilo ni lo sería jamás, respeto demasiado a las personas como para hacer algo así.


¿Nunca te has preguntado por qué una lágrima es salada? Porque es la sal de la vida… todos sabemos sonreír pero no todos llorar.


A veces cuando las lágrimas recorren mi rostro, sea por la circunstancia que sea, mi mente me dice “deja de llorar estúpida” pero mi corazón arremete contra el… abofetea a mi cerebro sin contemplaciones mientras le susurra claramente “déjala, lo necesita, así se libera… no seas necio y cobarde… date cuenta de lo que la está pasando sea lo que sea y como se libera”. Y es que la sensación de relax que se siente después de llorar pocas veces se consigue. Sientes que, aunque no hayas solucionado nada el desahogo ha sido tal que piensas u mente se relaja… necesitas dormir y tu cuerpo y mente descansan.


No soy de consejos… simplemente escribo mis pensamientos… nada más… pero hoy me voy a permitir darte uno… lo que quiere decir que hagas lo que te parezca… pero tu por si acaso, escucha… me da igual si eres hombre o mujer, me importa que eres tu…

“a veces el cerebro habla por concesiones de otros, tu corazón habla siempre por ti”

Hazle más caso de vez en cuando.