Cuando miro las caras ajenas, las que me rodean y de las que no se absolutamente nada, me doy cuenta de que no son tan diferentes a la mía. Somos más símiles de lo que nos figuramos. Somos humanos, por lo tanto, tontos de nacimiento.
Es increíble como nos gusta complicarnos a los humanos. Siempre encontramos una razón por la que sentirnos mal. Es como si necesitásemos sentirnos mal para después recordar lo bueno que tenemos y así valorarlo más.
Por muy bien que nos vayan las cosas a veces el corazón se encoge sin razón aparente. Un sentimiento de ahogo nos secuestra y sin darnos cuenta tenemos el síndrome de estocolmo con ese sentimiento y nos abrazamos de tal manera a él que lo hacemos parte de nuestra piel y lo excusamos una y otra vez aunque este nos este hundiendo y no nos deje ser nosotros mismos. No sabemos porque, pero así es.
Me he dado cuenta de que soy débil. Caigo ante la tentación del desconsuelo como un niño cae ante una orden de prohibición. Pero cada vez avanzo más me doy cuenta de que no soy la única que me siento así. ¿Será esa la diferencia entre hombres y animales? Los hombres nos dedicamos a “luchar” por objetos materiales toda nuestra vida. Luchamos y luchamos sin descanso hasta el último de nuestros días perdiendo por el camino objetos etéreos. Los animales con tener un cobijo ante el mal tiempo tienen suficiente. Nosotros destruimos en cada paso. Ellos, solo siguen su camino.
Los sentimientos son tan fuertes en nosotros que nos apoyamos en ellos para todo. Son nuestra excusa perfecta. Hagamos lo que hagamos siempre hay un sentimiento por medio que usamos como justificación ante nuestros actos. Y esto lo usamos ante cualquier situación sea la que sea mil veces a lo largo del mismo día.
Razonamos lo ilógico con nuestras emociones como si fuésemos lo únicos que sentimos. Como si nuestras huellas en el camino fuesen las únicas y por ello tuviésemos disculpa para pisar por donde queramos por que nuestras huellas son propias… pero no nos damos cuenta que el que viene caminando por detrás también tiene huellas exclusivas y seguramente no le guste que borren su propio camino. Hay una canción que dice… “caminante haz camino al andar…” yo continuaría diciendo “pero no camines sin pensar”.
Personas… almas sin rumbo ni destino. Caras largas vagan sin nombre ni apellido. Miro y miro y no veo, no reconozco lo que tengo ni lo que siento. Que tontos somos, que necios y que absurdos nosotros los humanos. Con todo lo que tenemos y lo poco que lo valoramos y disfrutamos. Tenemos el don del sentimiento y lo desaprovechamos con malos pensamientos minuto tras minuto en vez de ver lo afortunados que somos al poseer lo que poseemos, lo que nos diferencia de los animales… el poder aprovechar la vida con plenitud, con risas, con ira, con pena y alegrías, con la sensación de lloro desconsolado. ¿Y la paz que se siente uno después de haberse desahogado? ¿Y la sensación de dolor en la tripa tras unas carcajadas sin medida?
Los sentimientos son nuestro talón de Aquiles y a la vez, el más extraordinario regalo que podamos recibir. En nosotros esta como usarlo…pero no tiene instrucciones ni avisa cuando se pone en funcionamiento. Simplemente esta ahí y en nosotros esta la coherencia suficiente para aprovecharlos y no malgastarlos en vanidades. No confundir nuestras emociones ni imponerlas a los demás. Y mucho menos… escudarnos en ellos para justificar actos injustificables.
“…caminante haz camino al andar…” “…pero no camines sin pensar…”
Es increíble como nos gusta complicarnos a los humanos. Siempre encontramos una razón por la que sentirnos mal. Es como si necesitásemos sentirnos mal para después recordar lo bueno que tenemos y así valorarlo más.
Por muy bien que nos vayan las cosas a veces el corazón se encoge sin razón aparente. Un sentimiento de ahogo nos secuestra y sin darnos cuenta tenemos el síndrome de estocolmo con ese sentimiento y nos abrazamos de tal manera a él que lo hacemos parte de nuestra piel y lo excusamos una y otra vez aunque este nos este hundiendo y no nos deje ser nosotros mismos. No sabemos porque, pero así es.
Me he dado cuenta de que soy débil. Caigo ante la tentación del desconsuelo como un niño cae ante una orden de prohibición. Pero cada vez avanzo más me doy cuenta de que no soy la única que me siento así. ¿Será esa la diferencia entre hombres y animales? Los hombres nos dedicamos a “luchar” por objetos materiales toda nuestra vida. Luchamos y luchamos sin descanso hasta el último de nuestros días perdiendo por el camino objetos etéreos. Los animales con tener un cobijo ante el mal tiempo tienen suficiente. Nosotros destruimos en cada paso. Ellos, solo siguen su camino.
Los sentimientos son tan fuertes en nosotros que nos apoyamos en ellos para todo. Son nuestra excusa perfecta. Hagamos lo que hagamos siempre hay un sentimiento por medio que usamos como justificación ante nuestros actos. Y esto lo usamos ante cualquier situación sea la que sea mil veces a lo largo del mismo día.
Razonamos lo ilógico con nuestras emociones como si fuésemos lo únicos que sentimos. Como si nuestras huellas en el camino fuesen las únicas y por ello tuviésemos disculpa para pisar por donde queramos por que nuestras huellas son propias… pero no nos damos cuenta que el que viene caminando por detrás también tiene huellas exclusivas y seguramente no le guste que borren su propio camino. Hay una canción que dice… “caminante haz camino al andar…” yo continuaría diciendo “pero no camines sin pensar”.
Personas… almas sin rumbo ni destino. Caras largas vagan sin nombre ni apellido. Miro y miro y no veo, no reconozco lo que tengo ni lo que siento. Que tontos somos, que necios y que absurdos nosotros los humanos. Con todo lo que tenemos y lo poco que lo valoramos y disfrutamos. Tenemos el don del sentimiento y lo desaprovechamos con malos pensamientos minuto tras minuto en vez de ver lo afortunados que somos al poseer lo que poseemos, lo que nos diferencia de los animales… el poder aprovechar la vida con plenitud, con risas, con ira, con pena y alegrías, con la sensación de lloro desconsolado. ¿Y la paz que se siente uno después de haberse desahogado? ¿Y la sensación de dolor en la tripa tras unas carcajadas sin medida?
Los sentimientos son nuestro talón de Aquiles y a la vez, el más extraordinario regalo que podamos recibir. En nosotros esta como usarlo…pero no tiene instrucciones ni avisa cuando se pone en funcionamiento. Simplemente esta ahí y en nosotros esta la coherencia suficiente para aprovecharlos y no malgastarlos en vanidades. No confundir nuestras emociones ni imponerlas a los demás. Y mucho menos… escudarnos en ellos para justificar actos injustificables.
“…caminante haz camino al andar…” “…pero no camines sin pensar…”
8 comentarios:
Los sentimientos son nuestros, y sin embargo.., no lo son en absoluto. Recuerdo enfadarme...no enfadarme, pero sí ese "sí ya claro", ante alguien que me decía, "la vida es sencilla, nosotros nos la complicamos", cuando si la vida es sencilla sin nosotros, de poco nos sirve; y también decía ella algo de que "yo no me enfado porque no quiero..."; igual es así para el mundo, pero no para mí.
Es lo que dices, cualquier tontería, una mirada, un vacío, y las ganas de llorar de un crío leído :P :P
Besos de alegra no saberse sólo, en el camino
Por eso siempre me he alegrado tanto de ser un tanto freak, incluso mutante (esto literalmente, tengo algunas mutaciones en mi cuerpo). Y bastante salvaje,eso siempre lo he reconocido. A cambio me complico poco la vida en cosas absurdas. Y lo bien que se vive así oye... hazte salvaje como yo. Disfrutarás más la vida ;)
Cuánta razón tienes, mira que nos gusta sufrir pensando cosas feas cuando seguro que tenemos por ahí alguna cosa bonita en la que pensar y que nos haría sentir bien en lugar de hechos una mierda. Estaría bien tener un baremo absoulto contra el que poder comparar nuestros sentimientos: la mayoría de las veces nos daríamos cuenta de cuan insignificantes son nuestras penas. Espera un momento... también nos sorprenderíamos de cuan insignificantes son nuestras alegrías... ummmmmmm no, esto del baremo hay que pensárselo mejor.
A mi es lo que más me gusta de la montaña rusa. Arriba, abajo, zaska! no te das cuenta de nada, pero lo sientes todo y al final te quedas como una malva de relajado.
Sigue caminando.
no somos tontos ni de nacimiento ni de nada por ser humanos. Lo q pasa es q hay gente q si q hace tonterias pero hacerlas siempre es algo pasajero.
Ant... ahí esta nuestra fuerza!! En sabernos que no estamo ssolos en el camino aunque muchas veces así lo creamos.
dezaragoza... soy más salvaje de lo que parece :p solo qu eme como la cabeza con muchas tonterías... o tal vez no son tales tonterías... ah! ah! ah! cualquiera hace entrar en razón a un salvaje!!
Fer... ese baremo no es ninguna tontería... estoy segura de que siempre tendrán mayor puntuación las cosas buenas.
Markos... te gusta la montaña rusa? XDD Caminaré... creéme que lo haré...
Ojcar... si y no... hay gente que tiene menos luces que otras... no me lo puedes negar. Y siempre pasajero... tal vez si... pero... y si, aunque sean pasajeras no hacen más que una detrás de otra??
Besos a todos y gracias por cuestros comentarios :)
I like but I can do better
I am happy for you :)
Publicar un comentario