29 de enero de 2009

Escucha a tu oído


Beethoven - Claro de luna - 1ª Movmiento - Daniel Barenboim


A veces las melodías hechizan.
Una simple caricia en un teclado, unas notas musicales que envuelven, el corazón se excita y es cuando te das cuenta que cosas tan sencillas como esta... agudizando un poco uno de tus sentidos, qué el hombre a veces hace cosas maravillosas e irrepetibles.
Según escuchas... se cierran los párpados, para que así tu oído no pierda ninguna de esas notas que te abrazan y puedas disfrutarlas. La sensación de tristeza es apabullante. Notas como el creador de esta delicia se sentía en ese momento, parece como si en este caso Beethoven la hubiese compuesto para ti.
No hay nada tan difícil como saber expresar lo que sentimos. Sabemos como estamos por dentro, pero a veces, la sensación es tan fuerte que nos es imposible explicarnos... pero escuchamos una melodía y esta nos comprende. Explica de una manera sencilla lo complejo de nuestros sentimientos. Nos libera. Nos refuerza. Hay bellas composiciones que ayudan a derrotarte. Es increíble que un solo instrumento sea capaz de hundirnos.
Riverdance - Reel Around the Sun
Es inconcebible como dependiendo de qué oigas, tu corazón, cuerpo y mente reacciona. Somos una auténtica caja de sorpresas.
Ahora tu corazón se acelera poco a poco. Sientes que, sin poder evitarlo, tu cuerpo se mueve y tu ánimo cambia. Sin darte cuenta, tu mente se abraza a la canción y todo se olvida. Simplemente no piensas, sólo escuchas y te aceleras. La música recorre tus venas, entra por tus oídos y sin pedir permiso roba tus pensamientos, dándote un respiro. Es un huracán de aire fresco.
Las personas somos sentimiento. Nos movemos por ellos y hacia ellos. Somos mucho más sensibles y frágiles de lo que parecemos y nos creemos.
Ambas piezas, a mi parecer son grandes creaciones musicales. Ambas, hacen sentir cosas muy diferentes pero esenciales en nuestra existencia. Ambas no son nada sin la otra. Qué es la tristeza sin la alegría? La agonía sin la tranquilidad? Qué es la locura sin la cordura? La música sin oídos?
Beethoven en esta pieza, nos ha llevado a un estado casi hinóptico. Fuese cuál fuese nuestro estado de ánimo sin quererlo nos hemos tranquilizado o entristecido. Riverdance nos ha transportado a un lugar lejano de nuestra conciencia intranquila por los problemas.
Aún así, no puedo elegir entre ninguna de las dos, porque sin la primera, tal vez no habría sabido apreciar la segunda y sin la segunda, seguramente, no me habría hecho falta la primera.
Si sólo con el oído sentimos todo esto, imagina lo que sería apreciar y disfrutar plenamente de los cinco sentidos que poseemos.

8 comentarios:

Fer dijo...

Sin palabras. Tu mejor post Annita, felicidades.

Anónimo dijo...

No puedo añadir nada más a lo que dice Fer.

Santi dijo...

Ohhhh, después de leerte, mientras sonaba "Riverdance", que qué bien suena, me he quedado mirando tus pequeños faros. Que hermoso, y de agradecer, de pronto, tener la oportunidad de observar fragmentos de otras vidas.

Y el escrito. No sé, uno escribe, compone o hace lo que hace porque no puede evitarlo; y porque... como los musicales!! En que parece que llega siempre un momento en que los personajes no pueden expresarse con palabras, y empiezan a cantar, a bailar; si fuéramos tan brutos como parecemos, no habría tantos faros, tanta gente escribiendo, tranquila y desesperada, queriendo expresar para también ella enterarse de qué es lo que le pasa.

Recuerdo leer el diario de un hombre palestino... ¿era palestino? Quizás no lo fuera, después de todo... pero la cuestión es que se planteaba en el propio diario que todo el mundo llevaba uno, esos días de guerras como éstas, como todas... y la reflexión final era que creía que lo hacían para en el futuro saber qué es lo que les estuvo ocurriendo, también por dentro.

Abrazos pensando lo que te habrá costado barrer a la gata (y encantado de conocerte, y gracias por tus palabras, ehhh, que orgulloso comparto esta nuestra comunidad:)

Bel dijo...

Gracias, no sabéis lo que significan para mi vuestras palabras.

dezaragoza dijo...

Impresionante entrada. Y acertadísima. "Somos sentimientos, nos movemos por ellos ya hacia ellos"... una de las mayores verdades que he podido leer. Felicidades.

Bel dijo...

Gracias.

Santi dijo...

"A veces el corazón tiene demasiada sed", que bonitas, tus palabras.

¿Sabes? Sobre los faros la Woolf lo veía así. Escribía algo paracido a "sí, con tu luz, con la luz de mis amigos veo otras partes del paisaje que no veo".

Y eso es lo que me pasa, cuando llegas, y dices eso, como señalando a lo que está fuera de cuadro. "Esto está bien, pero también está esto otro".

No sé, yo es la primera vez... la primera vez todo, así que... Pero, vamos, sé que nada es para siempre, que... pues sí, la sed de la que hablas, por otras personas, otros cuerpos; que de momento está todo muu bien conciliado, pero, qué sé yo...

Ohhh, lo irónico de todo es que ya puedes saberlo todo, que saber rara vez cambia lo que sientes. Aunque no es que yo opine que, bueeeno, que uno se enamora y ya está, como hay tanta gente; en principio no creo en ningún amor que te haga renunciar a algo.

Creo que ese pensamiento viene por alguna tarde lejana, sin margaritas, en que vi el diario de Patricia :) y "tu familia o yo". Pedazo egos andan por ahí sueltos.

He visto que tu película favorita, o que te encanta, es es el color púrpura!!!! "Señora Celie, ¡qué ganas tengo de cantar!". Yo me quedaría a vivir en esa película; lo mismo que en "el invitado de invierno"; claro que se ve que, como no puede, pues, mira, se me quedan los diálogos. "Me pega porque no soy usted", ¿te acuerdas?, y es que el corazón es tenebroso. De ahí escribir, de ahí los faros.

Oooye, que dejo unos testamentos tremendos, pero es porque voy escribiendo a ratitos escaqueado y se me va la bola, lo larga que es la fila de hormigas.

Abrazos púrpuras.

Bel dijo...

El invitado de invierno... no la he visto, apuntada!

Y de testamento nada, me encanta :).

Besos.