27 de agosto de 2009

Mi hijo no es perfecto

No, no lo es. Y por eso no le quiero menos.

Es intransigente, cabezón y desobediente. Tiene orejas de soplillo y le huelen los pies.

Cuando digo este tipo de cosas, muchos padres/madres se llevan las manos a la cabeza y no comprenden cómo puedo decir cosas así de mi hijo. A ver Señores, más que yo no quiere NADIE y repito NADIE a mi hijo. Es mi vida y sin vida, me muero como cualquier cosa que respire pero eso no quite ver la realidad de las cosas.

¿Cómo puede una madre criticar a su propio hijo? Porque le quiero más que a mi propia vida, por eso y quiero que sea un hombre realista con sus cosas buenas y malas y porque no nacemos enseñados ni deberíamos ser cabestros dejados de la mano a la perfección que muchos padres pretenden dar a algo que por naturaleza es imperfecto, el ser humano. Y de ahí, de esa imperfección nuestra belleza.

Soy yo la que no entiende a esos padres que defienden a capa y espada actos de sus hijos que no lo deberían ser. Así, señores, es como estamos criando a niños y adolescentes sin sentimientos, egoístas y egocéntricos que se creen perfectos y maravillosos, cuando nadie, repito, NADIE lo es.

-Mi hijo no pega (si pega bonito, tiene muy mala leche pero para eso estas tu, para aceptar que es un pegón y remediarlo para que el día de mañana no sea un matón).
-Mi hijo no es un envidioso (no… solo tiene que tener el último juego de la PlayStation porque le queda un hueco libre en la estantería y taparlo con un libro no molaría ante sus colegís).
-Mi hijo no tiene orejas de soplillo (si las tiene, cada vez que mueve la cabeza se mueven los árboles del aire que crea, pero por ello no le quieres menos, aunque así lo que das a entender es que te avergüenzas de algo que has creado tu y que eres tu. A ver, que los genes son los genes y si te pareces al Fary pues no pretendas parir a Brad Pit).

Y así podría seguir con infinidad de cosas que muchos padres se niegan a ver, que no tienen absolutamente nada de malo hasta que ellos llegan y lo esconden, entonces es cuando no tienen remedio. Cuando su perfección imaginaria crea a pequeños monstruos.

Tenemos que aceptarnos con lo bueno y malo, y ahí está la coherencia del adulto para dar a entender a los niños que no son perfectos y que por eso nos necesitan, para enseñarles lo que es el amor incondicional, el querer a nuestros hijos por lo que son y no por lo que nos gustaría que fuesen.

Hay que enseñarles a creer en si mismos, por lo que son y pueden llegar a ser. Hacer que su autoestima les acompañe siempre.

No son trofeos, son personas en evolución y dependen de nosotros para guiarles y educarles, para que se acepten como lo que son y como son.

Debemos encaminarlos por el camino debido respetando lo que hay a su alrededor y no dejarles campar a sus anchas, porque amigos míos, nuestros hijos serán padres el día de mañana y yo, a título personal quiero que mi hijo sepa lo que es y se quiera tanto por ello que sepa hasta dónde puede llegar y se conozca tan bien que no tenga miedo de sus propios sentimientos o aspecto físico y se diga así mismo “que razón tenía mi madre, no soy perfecto y eso me encanta”.

Así que seguiré acostándole leyéndole un cuento y cuando me acerque a darle el beso de buenas noches y decirle cuanto le quiero, le seguiré diciendo “como me gustan esas orejas de soplillo que tienes” mientras se las acaricio y él, como todas las noches me sonreirá y me abrazará.

16 comentarios:

Francisco Galván dijo...

Me parece muy bonito que quieras a tu hijo y lo protejas, como debe de ser. Pero edúcalo bien, en el respeto a los demás sobre todo, y si hay que darle un azote(¿qué edad tiene?), dáselo, que no es maltrato infantil. Si no le das el cachete ahora, quizá dentro de unos años, cuando te entren unas ganas irrefrenables de sacudirle, será tarde... y serán otros los que le partan la cara, o quizá sea él el que vaya rompiendo crismas por ahí.
¿Crees que he exagerado?
Bueno, todo con moderación y sentido común.

Cris dijo...

No creo que por no dar un cachete al niño quede a medias su educación. Para nada. Creo ue hay otras maneras de hacerlo. Y cierto que de vez en cuando estoy tan hasta los huevos que se me escapa alguna colleja, pero hasta ahora nunca me ha servido de nada. Sí me ha servido intentar razonar con él, que sepas por qué se tiene que portar bien, que sepa que la razón no es "porque lo digo yo que soy tu madre", que se sienta valorado cuando hace algo bien, y que sepa que me ha disgustado cuando hace algo mal.

Besitos de al mío tb le huelen los pies, sobre todo en invierno... :S

Santi dijo...

Síps; me da que esos padres de los que hablan son esos de: "¡¡¡a mi hijo no...!!"

En fins; además, pienso que, eso, el hacerles creer que siempre tienen la razón y demás, les trae el trasfondo de que sólo los querrán mientras sigan siendo perfecto; lo cual pasa por no ceder en que no lo son, que es la única forma de poder... crecer, manejarte.

Que, vamos, no sé para qué digo nada si estoy de acuerdo contigo, hasta en lo rojo del pelo, solucionado está.

Besos

marqus dijo...

Yo estoy totalmente de acuerdo con Cris, pero creo que de la teoría a la práctica hay un buen trecho en esto de criar a un hijo. De momento no me he visto en la piel, así que...

De todas formas, Anna, ¿y a quién no le huelen alguna vez los pies?

Besos!

Bel dijo...

A todos... tiene 4 añitos, ahora es cuando comienza a ser un niño al que encaminar. Y a veces si, se me escapa algún cachete, yo tampoco pienso que eso sea maltrato infantil.

Y no creo que hayas exagerado Paco. Criar a un niño no es un juego. Es un acto de enorme lucidez y responsabilidad.

Depende enormemente de la personalidad del niño. Dependiendo de como sea las técnicas a utilizar con el serán muy diferentes, es así. Dos hermanos, prácticamente de la misma edad seguramente no atiendan a razones de la misma manera.

Por poner un ejemplo real. Eloy y Alex (el hijo de mi pareja) se llevan un año y poco más y tienen personalidades completamente diferentes.

Eloy es activo hasta un punto agotador y te razona todo con la lucidez de un niño de 10. SI le digo eso no se toca porque es peligroso y te puedes hacer daño, el va y le sopla, si le digo, tampoco se sopla, acerca los ojos para verlo de más de cerca, si ya me canso y le pego un berrido su contestación es "mami, porque te enfadas me has dicho que no lo toque y no lo toco". Sin embargo a Alex con decirle una vez, lo toques, no lo toca, ni lo mirada ni nada. Pero luego Alex es más envidioso que Eloy. Pero que no me los toquen, que me convierto en una leona muy peligrosa. Son mis niños. Porque son amor por los cuatro costados, ambos.

Pero vamos, a lo que iba y quería decir en el post, es que no debemos engañarnos a nosotros mismos en cuanto a nuestros propios hijos, hay que ser realistas para así aquello que necesite ser reforzado realmente, lo sea y como bien dice Cris que se sienta valorado cuando hace algo bien y que sepa cuando ha hecho algo mal.

Marqus lo de los pies era por poner un ejemplo... aunque nene... con 4 años recién cumplidos y ese olor miedo me da cuanto tenga las hormonas en pleno furor jajajajaja.

Madre mía... ya no me acuerdo que dije al principio jajajajaja.

Unknown dijo...

A mí nunca me han olido los pies (que conste)pero 23 días de vacaciones me han provocado una barriga que parece que vaya a tener gemelos (exagerando, claro). me ha encantado tu artículo, sobre todo cuando uno vive (trabaja) rodeado de mamás cuyos siempre perfectos hijos son víctimas de maestros frustrados, de compañeros furibundos, ETC, ETC. Vaya tela marinera. Un besazo!!!

Anónimo dijo...

El término medio en este tema me parece de lo más adecuado.
Es estupendo poder describir objetivamente, que no criticar, a tu hijo.
Ensalzarle y consentirle todo permanentemente, es una gran equivocación.
Pero tampoco hay que pasarse y socavar su autoestima en formación.
Es complicado.
Bsos madraza

Kir dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kir dijo...

El problema de querer tener un hijo perfecto no es sólo que te salga un monstruito que se cree el dueño del mundo, sino, al contrario, que por complacer a sus progenitores aparque su personalidad en una esquina con el miedo permanente de que al menor fallo dejaran de quererlo. Para mí eso es lo peor, pues el resto del mundo se puede divorciar de nosotros cuando quiera, pero uno no puede separarse de sí mismo.

Por eso estoy de acuerdo contigo en que hay que enseñarles a respetarse a si mismos y a los demás, a ser responsables y, sobretodo, hacerles saber que se les quiere porque son alguien único y no el reflejo de unos padres frustrados.

¿Me adoptas?

Anónimo dijo...

Es complicado porque el respeto está menospreciado y así se merma la comunicación y se pierde el hilo de la empatía. Al final es como si cada cual viniera de un planeta inaccesible pero por nuestra incapacidad de acceder al planeta del otro. Lo peor de todo es que no nos damos cuenta y sólo está en nuestra mano el solucionarlo. Además las diferencias de los demás nos hacen rechazarlos inconscientemente antes que aceptar nuestra incapacidad de comprenderlas. El otro día sin ir más lejos una mujer me dijo que se sentía algo discriminada por su decisión de quedarse embarazada a sus 42 años, pues todas sus amigas ya no pensaban en embarazos. No estaba haciendo ninguna barbaridad...simplemente "no hace juego" con su entorno. No hablara de las mismas cosas que ellas ni pensará en las mismas cosas "exactamente", vale tal vez sea ella la que se sienta así y lo vea así... pero creo profundamente en que estas cosas suelen pasar pues nos cuesta meternos en el planeta de los demas o resulta incómodo o innecesario.
Conozco a gente interesante que acaba aislándose por apartarse del estúpido calvario de las combinaciones que no deben ir más allá de la ropa y si te da la gana.

Constantino Carenado dijo...

Con cuatro años es normal que sea egocéntrico.
Hay un autor muy util que puede orientarte "pedagógicamente" un monton. Se llama Jean Piaget. Este Sr. (cuya biografía no conozco ni me interesa) en su obra "detectó" etapas evolutivas en nuestro desarrollo o crecimiento mental (Psicología Evolutiva y etapas de desarrollo).
Leerlo es facil y orientativo. Puede facilitarte la comprensión del egocentrismo en que se encuentra temporalmente tu pequeño Eloy.
Eso si. Tomate lo que dice este señor con actitudes críticas pues hay un montón expertos de la
"Psicología Evolutiva" y no siempre son totalmente compatibles.

Sobre tu amor por él.
¡Por supuesto!
Que menos se podía esperar de una madre como tu.
Cualquier persona que lea tu bitácora (o sea tu blog) comprenderá lo que digo.
Dale todo tu amor pero no te olvides, en el proceso, de los otros niños y personas.
Sé que sabes realizar ese ejercicio como has hecho en el artículo.
A muchos padres les ciega la pasión y la "tribalidad"...(tribu)

¡Es mi hijo y punto!

¡Pertenece a mi saga!

Y el hijo es la amplificación del ego frustrado de su padre.

¡El conseguirá lo que yo no he conseguido!
¡Es perfecto!

Todo es imaginación...Y algunos padres se creen lo imaginado para terminar nuevamente frustrados por su hijo.

Un beso. Se feliz y realista.

Posdata:
Con el permiso de tu amor presente...ufff... ha tenido mucha suerte.

Alejandro Pardellas dijo...

Lo que comentas sobre cómo se defiende a los hijos a ultranza, sin ser objetivos ni querer siquiera saber la verdad, es algo que siempre me ha "encendido".
Yo también tengo hijos, y por supuesto que son la más importante para ti.Pero nunca debemos ser ciegos, ni faltar a la verdad, aunque sean nuestros hijos los protagonistas.
No creo que les hagamos ningún favor que los defendamos siempre.Ellos "captan" enseguida el mensaje, y se comportaran sin respetar las buenas maneras y modales porque saben que al final no "pasará nada", pues mama o papa estará alli defendiéndonos.
Así que sería otra manera más de malcriarlos, no de defenderlos.
Aún así me hadado mucha pena cuando lo llamas soplillo jajjaa..pobre!!
Un beso!!

Javiera dijo...

Me gustó montones. Te encuentro toda la razon, pero seguramente debe ser dificil decirle a alguien que quieres, tan cercano a ti, parte de ti que quizas esteticamente, y hasta pscicologicamente no es perfecto. Obviamente nadie lo es, pero uno esta acostumbrado a resaltar siempre todo lo bueno. En mi caso no puedo hablar de un hijo, porque bueno, aun soy muy joven, pero si quizas puedo hablar de mi madre, que también tiene ciertos defectos, pero obviamente no se los digo, los oculto. Sin embargo, son justamente esos defectos e imperfecciones, los que me hacen quererla más, y no quisiera por nada en el mundo, que esas imperfecciones se fueran, la quiero así.

Saludos

Fer dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Annita, y menos mal que es así, no crees?

Ay que niñossssssss, cómo les queremos, cómo nos sacan de quicio, cómo no podemos vivir sin ellos... hoy llegan!!!

Annick dijo...

Y quien quiere un hijo perfecto. Los queremos como son y no hay mas .
Me ha gustado tu entrada ; muy sincera y realista.

Besos desde Malaga.

Annick dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.