14 de abril de 2010

Política de a pié

Con los últimos escándalos políticos, religiosos, judiciales y la crisis que llevamos a la espaldas últimamente no es que este asustada, digamos que me quedo en acojonada.

Todos, absolutamente todos lo están haciendo mal pero lo que más repatea es que nadie está siendo ecuánime en sus opiniones porque el pensamiento se está quedando en lo que los otros hacen mal sin pararse a mirar que ellos también la están cagando. Parece que con criticar a espuertas se quita la atención de las meteduras de pata propias. Y es que para hacer las cosas lo mejor posible primero hay que analizarse a uno mismo antes de señalar a nadie.

Mi abuelo siempre decía que la política es la “polimentación de la crítica”. Polimentación no es una palabra que exista en el diccionario, pero vamos, creo que con lo de crítica se explica. Y en eso nos hemos quedado, en criticar, criticar y criticar pero no hacer absolutamente nada.

Yo soy una ciudadana del montón, y por lo tanto la política de la que sé es la de “a pié”, es decir, la que me afecta directamente y de la que me informo leyendo todo lo que puedo en diferentes medios para intentar hacerme una idea lo más real posible.  Soy apolítica completamente, no creo en derechas, izquierdas ni centros porque de todos hay cosas que comparto y otras que no. ¿Eso como me define?  Creo que nadie está en el poder  absoluto de la verdad.

Si me refiero a la derecha (a grandes rasgos) diré para “polimentalizar la crítica” que el caso Gürtel es una auténtica vergüenza, eso es incuestionable y espero que caigan en la cárcel todos aquellos que allí deben estar, como sucedió con el caso FILESA (del que parece todos nos hemos olvidado). Que Rajoi como líder del PP me parece un político de segunda sin personalidad y que la política social de este partido es una auténtica bazofia. Pero también diré que económicamente siempre han estado muy por encima de la izquierda y que han sabido ser mejores embajadores a pesar de hablar muchas veces sin pensar.

Si hablo de la izquierda diré que no saben afrontar la crisis económica actual. Se les queda muy grande y seguramente a la derecha le pasaría igual si fuesen los que estuviesen en el poder, pero no es el caso, está la izquierda, por lo tanto el marrón es de ellos y deben solucionarlo ellos.  Que ZP me parece  otro político de segunda sin personalidad y que su política económica no vale para nada. Pero también diré que tienen una política social muy buena, aunque con lo de prohibir los cuentos tipo cenicienta se están pasando tres pueblos.

Lo que no se puede hacer (y hablo tanto de izquierdas como de derechas) es defender lo indefendible. Que a mí personalmente lo que me interesa es una política limpia en todos sus aspectos. Una política sana que ayude a mi país tanto económica como socialmente.

Lo que no entiendo es que por ser de derechas uno no pueda ser ateo, homosexual  o republicano. Lo que no entiendo es que por ser de izquierdas uno no pueda ser empresario, católico o monárquico.  Lo que no entiendo es que por ser de derechas automáticamente ya eres franquista, homófobo o taurino. Lo que no entiendo es que por ser de izquierdas  se sea un intransigente, fanático o corrupto.  Si esto realmente tuviese que ser así nos estaríamos embalsamando en los estereotipos de los que todos tantos huimos. Ya somos mayorcitos como para jugar al “quién es quién” y lo que hay que hacer es llamar a las cosas por su nombre, que ya está bien.

Se supone que vivimos en una democracia y digo se supone porque la democracia cada vez la veo más plasmada en papel y menos respirándose en el aire. Que lo que hay que hacer en sentarnos y pensar que no tenemos la única verdad en nuestras manos y la mejor manera de solucionar los problemas no es atacándose sino llegando a un acuerdo en el que los ideales políticos se han quedado obsoletos a la realidad.

No todo es blanco o negro y aunque el gris muchas veces avecina tormenta no hay nada que limpie más que el agua.

6 de abril de 2010

Te espero aquí arriba

Seguramente me mates cuando leas esto, pero ciertamente me da igual, es lo que tiene la amistad de verdad. Si lo que escribo aquí no lo hago de una manera más confidencial es por dos razones; la primera porque lo que te digo a continuación te lo he dicho mil veces ya y si hace falta te lo volveré a repetir hasta la saciedad. La segunda porque creo que tu situación por desgracia no es la única y tal vez o quizás mis grandes amigos blogueriles puedan decir algo que a mí no se me haya ocurrido y sea esa lucecita que te ayude a seguir por fin tu camino.

"Hay situaciones en las que aunque tengas las cosas claras en tu mente, tu corazón y miedos no te dejan reaccionar.  Te despedazan por dentro mientras que tu ayudas a sacar tus entresijos a esas personas devolviéndolas a cambio una sonrisa de buzón que no denota otra cosa más que te estás muriendo por dentro. Ay mi niña, que nos conocemos.
Vas dejando pasar el tiempo sin darte cuenta, como si el día que viene fueses a recuperar lo perdido acudiendo a la zona de objetos perdidos y eso si que es fantasear. La madurez se nos suelda sin permiso  a los dieciocho años de edad, como si de un día para otro nuestra conciencia y conocimientos hubiesen estado trabajando a destajo esa misma noche para inculcarnos por obligación lo que ni con cuarenta años se sabe, aprendiendo incluso nuestro último día de vida lo que es la muerte.
Te miras al espejo y ves un reflejo de los años pasados, sintiéndote la misma persona por dentro aunque esos años sólo se noten por fuera. La vida enseña con regla de madera atizando en los dedos.
Los sueños juveniles, los anhelos quizás imposibles se esfuman de la mente madura como se pierde el primer juguete… sin saber dónde, cómo ni cuándo, sin recordar si quiera su color. Las responsabilidades nos zarandean cada vez que un resquicio de ilusión se deja ver a través de nuestra masa encefálica  haciéndonos sonreír a escondidas, como si fuese el peor de los pecados aquello que estamos pensando. ¿Pero donde dejas la responsabilidad hacia ti?
También eres tu propia responsable, tu adulta que te cuida y respeta, tu propia tutora que debe velar por tú bienestar. Déjame que te diga que hace tiempo dejaste esa gran responsabilidad.
Somos burdos y cobardes. ¿Adultos? Intolerantes hacia nuestra propia felicidad por el miedo a arriesgar. Excusas siempre las encontrarás, y muerta en vida no hay seguro que corra con ello. Siempre digo lo mismo, arrepiéntete de lo que hiciste no de lo que pudiste haber hecho. Jamás te quedes con la duda de que podría haber pasado, descúbrelo.
Actúa como adulta permitiéndote soñar y perseguir tu necesidad de ti, conseguir lo que estás dejando escapar al tiempo. Cierra tu mano o ábrela según lo que necesites, créeme aún estás a tiempo.  Ser madura no resta  libertad. La libertad la echamos nosotros mismos de nuestras vidas según crecemos. Eres libre de elegir, tienes libre decisión, pronúnciate de una vez y escúchate a ti misma mi querida amiga. No soporto verte así.
El amor no es algo que se pueda obligar a quedarse ni se puede vivir de un lo que fue ni lo que podría ser. Es algo que se gasta incluso de no usarlo. 
Pero hagas lo que hagas, decidas lo que decidas, aunque sepa que no eres feliz por tu propia decisión, seguiré aquí, allí y allá donde sea que haga falta, siempre me encontrarás porque nunca me marcharé. Porque te quiero muchísimo y aunque peque de prepotente sé que tú a mi también y por ello me tomo la libertad de decirte que la cobardía solo sirve para sepultar nuestras esperanzas. No dejes que caiga más arena encima, esto no es como un reloj de arena que dándole la vuelta comienzas desde el principio. A veces un final es el comienzo, tienes mi mano esperándote en el último peldaño apoyándome con todas mis fuerzas en tu primer escalón si eso es lo que necesitas".

5 de abril de 2010

Tu y mi

Paseas por mis entrañas y me encanta. El dolor que siento cuando juegas con ellas entre tus dedos me dobla y extrema mi esperanza.

La vida me juega malas pasadas. Puentes que se abren en medio de la nada, a mitad de mi camino, se zarandean sin aviso y me hacen caer al agua. Me lleva, me limpia y hasta agrada la fría agua de tu azul mirada.

Tus manos en mi nuca jugando con mi pelo, negro, enmarañado por la almohada, sueltos a los sueños que las sábanas no guardan… esos que se escapan cada mañana.

Me corrompes con tus palabras y silencios, drogadicta de tu esencia, ese olor tan personal que a mi nariz nunca se escapa.  Hueles y te huelo, embriagada de tu ser, un momento de espera me parece eterno.

Será pasajero o tal vez se quede inmortal a mis movimientos. Se quedará porque mis manos se han acostumbrado a tenerte, poseerte y perderte cada vez que el sol alumbra mi portal.

Efímera e imperecedera intimidad, predilección por las lágrimas al verte llegar de mi corazón silencioso a gritos te ha de llamar.

Vienes y vas, como las olas del mar rompen contra la arena, llevándose en cada balanceo un poco de esa presencia para años, siglos después, devolverla más pulida, más brillante con más ganas de jugar debajo de su piel.

Desnuda al tiempo, despojada ante ti, sueño con que tus dedos sigan jugando sobre mí.